Medir un constructo psicológico como la Inteligencia Emocional es tanto
un arte como una ciencia, pues cuando nos disponemos a observar un
constructo psicológico sabemos que es algo que yace latente en el
sujeto, y que no es algo directamente observable a menos que la
respuesta se produzca llegada una determinada situación. El éxito
divulgativo de la IE ha promovido la aparición de textos y de pruebas de
evaluación de la IE de dudosa validez y fiabilidad, y sobre cuyas
medidas se realizan conclusiones igualmente poco válidas y fiables. En
un esfuerzo por aumentar la validez y fiabilidad de las conclusiones de
las medidas obtenidas, en "papel y lápiz", de constructos psicológicos
como la Inteligencia Emocional, se plantea este artículo como una
propuesta hacia la búsqueda de un instrumento fiable y válido de la
medida de la Inteligencia Emocional que permita un mejor acercamiento al
conocimiento de este constructo y facilite nuevas vías de acceso hacia
su estudio y difusión. Se reflexiona sobre la evolución del concepto de
inteligencia. Se realizan un análisis discriminante y factorial para
determinar el grado de validez de criterio relacionada entre un test
elaborado de IE (adaptado de Märtin y Boeck, 1997) y un test de estilos
motivacionales, ya validado. Se traza una alternativa que garantice el
generar pruebas cuyas medidas de la IE sean más válidas y fiables
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