La función del educador se realiza en contextos sociales interactivos,
en los que la dimensión emocional constituye un eje central. Es por ello
que el profesado requiere de unas buenas competencias emocionales. En
este trabajo se analizan algunos de los resultados de un estudio sobre
las competencias emocionales de los estudiantes de las diferentes
titulaciones de Magisterio y del Curso de Aptitud Pedagógica (CAP). Los
resultados indicaron que los estudiantes de Magisterio tenían mejores
competencias en las relaciones interpersonales que los estudiantes del
CAP, y específicamente en empatía y responsabilidad social. Así mismo,
se observó una tendencia a una mejor flexibilidad en los estudiantes de
Magisterio. Se discute estos resultados con relación a su formación y
las características personales de los estudiantes .
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